Siglos antes del surgimiento de la medicina moderna, los pueblos indígenas del Putumayo colombiano preparaban una poderosa poción con profundos efectos físicos, mentales y espirituales. Esta poción, conocida como Yagé o Ayahuasca, es una mezcla purgante derivada de las plantas ayahuasca y yacruna, y está profundamente arraigada en los sistemas tradicionales de salud de las comunidades Inga, Kamentsá, Kofán, Siona y Koreguaje.
El consumo de esta poción a menudo resulta en un viaje psicotrópico, como si llevara el espíritu del bebedor a otro reino, una práctica utilizada frecuentemente con fines de curación o rituales. Pero como con cualquier sustancia poderosa, se requiere una considerable precaución.
Como señala Héctor Julián Pérez, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia y toxicólogo clínico en LIME, “generalmente se asocia al Yagé con síntomas gastrointestinales fuertes como diarrea, vómitos y cólicos, pero la mayoría de las veces es seguro”.
Sin embargo, al igual que con la mayoría de los medicamentos y sustancias, existen poblaciones en riesgo para quienes el consumo podría llevar a complicaciones de salud. Se recomienda a las personas con enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, trastornos de coagulación, diabetes y algunos trastornos de salud mental que no participen en ceremonias de Yagé. Esta recomendación se extiende a las personas mayores con hipertensión mal controlada o antecedentes de problemas cardíacos.
Para las personas diagnosticadas con enfermedades mentales, esta práctica ancestral podría empeorar sus síntomas o desencadenar brotes psicóticos. Dado que la bebida tradicional está compuesta por dos plantas, dependiendo de su combinación, los efectos pueden durar más o menos tiempo. Este estado introspectivo, a menudo acompañado de alucinaciones visuales y auditivas, puede ser perjudicial para aquellos con condiciones psiquiátricas existentes o que toman antidepresivos.
Por lo tanto, antes de sumergirse en esta práctica ancestral, es crucial tener una intención clara, buscar orientación de un líder indígena experimentado y asegurarse de que la preparación incluya ingredientes de alta calidad siguiendo los protocolos de seguridad.
Recuerda, el viaje con Yagé puede ser una experiencia transformadora, pero solo cuando se hace de manera responsable. En última instancia, el poder del Yagé es un testimonio de la sabiduría de nuestros antepasados, recordándonos que la naturaleza, cuando se respeta, tiene poderes curativos más allá de nuestra comprensión.